El
proyecto de Ley de Presupuestos para 2018 incluye la puesta en marcha (en caso
de que se acaben aprobando las cuentas) de la Tarjeta Social Universal, ideada
hace algo más de un año y desarrollada en sede parlamentaria con el apoyo de
los tres grandes partidos, PP, PSOE y Ciudadanos.
¿Pero
qué es la Tarjeta Social Universal? ¿Es en un nuevo DNI para pobres? ¿Tendrá ventajas para los ciudadanos?
Lo cierto es que tiene mucho de herramienta para censar a los trabajadores
necesitados de cobertura social y no acaba de mostrar una ventaja tangible e
inmediata para estas personas. De ahí que la Asociación de Directores y
Gerentes de Servicios Públicos lo haya bautizado como el carnet de los que
menos tienen.
Esta
tarjeta consistirá en un registro individual en el que los ciudadanos podrán
acreditar su condición de miembro de familia numerosa, autónomo, dependendiente o beneficiario
de la Garantía Juvenil, a efectos de ver reconocida alguna de las ayudas
económicas de carácter público, tanto contributivas como no contributivas.
En
paralelo, la Tarjeta permitirá al Estado, las comunidades autónomas y
ayuntamientos conocer la condición de beneficiario de estas ayudas del titular
para poder hacer un seguimiento, un censo, y poder controlar el grado de
cumplimiento de los requisitos que dan derecho a su cobro.
Este
banco automatizado de datos que es en realidad la Tarjeta Social Universal se
nutrirá de los datos que las entidades y organismos implicados en las
prestaciones sociales públicas faciliten al Instituto Nacional de la Seguridad
Social (INSS) En este sentido, tiene mucho también de herramienta de
explotación estadística con la que “elaborar estudios económicos encaminados a
la mejora de las políticas sociales públicas”, precisa el propio Presupuesto.