Marta Pajarón y su hija, discapacitada, fallecieron solas. La familia dice que no se dejaron ayudar y en los servicios sociales insisten en que no podían obligarlas
A María del Mar Viñolo, a punto de cumplir los 53, todos le decían “la niña”. Lo era para su madre, que la tuvo de soltera en tiempos del pecado y la quiso y la cuidó mejor que nadie. Y lo era para todo el mundo: la niña. La sociedad reserva una buena dosis de paternalismo para las personas con discapacidad psíquica. Y poco más. Las dos mujeres murieron solas en su casa de Astorga (León) entre los últimos días de octubre y los primeros de noviembre. A Marta Pajárón, la madre, de 78 años, la encontró la policía en el suelo de la cocina. A Marimar, como también la llamaban, caída en su habitación. Nada indicaba un suicidio ni había señales de violencia. Más parece que la madre murió primero y la hija poco después, falta de los muchos cuidados que precisaba: tenía una enfermedad terminal y otras dolencias. Y la visión perdida. Los detalles de las muertes tendrán que despejarlos las autopsias.
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