miércoles, 23 de octubre de 2013

Derechos de los niños con discapacidad

Los niños con discapacidad son iguales al resto de niños. De acuerdo con la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN), los menores con discapacidad poseen los mismos derechos que cualquier otro niño.

Además del derecho a la no discriminación previamente mencionado, es necesario destacar que los niños con discapacidad deben disfrutar no sólo de los derechos garantizados por la Convención, sino también de los derechos que se mencionan a continuación.

Derecho a un tratamiento adecuado

El segundo párrafo del Artículo 23 de la CDN, dedicado a los niños con discapacidad, garantiza su derecho a obtener una asistencia especial y a solicitar la concesión de una subvención del gobierno que se ajuste en función del país del niño y de la situación financiera de sus padres o tutor.

Resulta obvio que los niños con discapacidad tengan derecho a un tratamiento especial pero, en la práctica, la mayoría de ellos son privados incluso de un tratamiento médico adecuado. Sus posibilidades de recuperación, o de vivir al menos con un sufrimiento menor, se reducen por lo tanto a cero.

Derecho a la educación

Debido a la falta de infraestructuras, medios, conocimiento y, sobre todo, de buena voluntad, la mayoría de los niños con discapacidad no recibe ninguna educación; en realidad, ni siquiera una educación primaria. De hecho, de acuerdo con una serie de estadísticas internacionales, solo el 2% de los niños con discapacidad tiene el privilegio de asistir a la escuela. Se trata, por lo tanto, de una violación grave de la CDN, que garantiza el derecho de todos los niños a asistir a la escuela.

Derecho al ocio

En ocasiones, las personas que rodean a los niños con discapacidad están tan involucradas en su asistencia que olvidan que éstos, antes que nada, son niños; niños que necesitan divertirse, jugar, expresarse de forma artística, practicar deportes, etc. Asimismo, el derecho al ocio es un derecho contenido en la Convención sobre los Derechos del Niño (Artículo 31), y que indudablemente atañe de igual forma a los niños con capacidades diferentes.

Derecho a la opinión

Se trata de una de las necesidades fundamentales de un niño con discapacidad, aunque desafortunadamente, también es una de las más ignoradas. De acuerdo con el Artículo 12 de la CDN, los niños minusválidos, al igual que el resto de niños, tienen derecho a expresar su opinión sobre cualquier medida que les afecte.

El derecho a la opinión se extiende del mismo modo a todos los ámbitos de la vida social, en la que el niño debería contar con la oportunidad de expresar su opinión, ser consultado e informado y tener la oportunidad de participar. Sin embargo, se considera a menudo que, debido a sus discapacidades, estos niños no son capaces de expresar una idea de forma coherente, por lo que se toman las decisiones sin escuchar su opinión.

Producto de su vulnerabilidad, los niños que sufren alguna discapacidad son particularmente susceptibles a la hora de expresar su opinión, ya que en algunas ocasiones la comunicación con ellos conlleva numerosos obstáculos (dificultades en la comunicación, pensamiento lento, falta de comprensión). Por lo tanto, se debería considerar a los niños minusválidos como parte integral de la toma de decisiones en los asuntos que les afecten. De este modo, la erradicación de los obstáculos que dificultan su camino hacia la integración social debería ser inmediata.

Un largo camino por recorrer

La palabra minusválido a menudo contiene una connotación peyorativa: un minusválido sufre una incapacidad, lo que invita a considerarle del mismo modo que a una persona incompetente. Sin embargo, un niño con discapacidad es capaz de involucrarse en acciones de tipo constructivo y, sobre todo, es capaz de progresar. Desgraciadamente, rara vez cuentan con la oportunidad de hacerlo.

A nivel mundial, existe un largo camino por recorrer en lo que a los derechos de los niños con discapacidad se refiere. El cambio del término ‘niños con discapacidad’ por ‘niños con capacidades diferentes’ ha supuesto un avance en este aspecto.

De hecho, es indispensable un cambio de mentalidad para garantizar los derechos de los niños con capacidades diferentes. Además, las autoridades de todo el mundo deberían llevar a cabo las reformas necesarias para crear una estructura jurídica e institucional que asegure la protección de los niños con capacidades diferentes, de forma que estos puedan abandonar los tétricos lugares en los que se encuentran y, consecuentemente, disfrutar de condiciones de vida adecuadas y de las oportunidades que merecen.

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