Con palabras muy duras y, al mismo tiempo, muy claras, el Papa Francisco advirtió que «la doble vida de un cristiano hace mucho daño, mucho daño». Y todavía más cuando se utiliza la corrupción.
hipócritamente la religión para «blanquear» la injusticia o
En su homilía de la misa de las siete de la mañana en Casa Santa Marta, el Papa desenmascaró al «cristiano de doble vida que dice ‘¡Yo soy un benefactor de la Iglesia! Meto la mano en mi bolsillo y hago donativos a la Iglesia’. Pero con la otra mano roba al Estado o a los pobres… ¡roba!». El diagnóstico del Papa es claro: «Es un injusto, y eso es doble vida. Y merece –lo dice Jesús, no lo digo yo- que le aten al cuello una rueda de molino y lo echen al mar. Jesús no habla de perdón aquí».
Una vez más, el Santo Padre reconoció que «pecadores lo somos todos, pero en cambio no podemos ser corruptos». El corrupto «intenta engañar, y donde hay engaño no está el Espíritu de Dios. Esta es la diferencia entre el pecador y el corrupto». LEER MAS
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