Nosotras. Es la palabra que más repite Palmira Castellano. Para ella no existe la primera persona del singular aunque hace años que se separó. En su boca siempre está su hija, de 25 años. Se llama Sara y tiene síndrome de Lennox-Gastaut, una forma de epilepsia difícil de tratar. “Es como una niña, es verdad que no tiene hipertrofia, que anda, pero no tiene conciencia del peligro y sufre ataques puntuales”, cuenta Palmira con el mayor de los cariños.
Álvaro, de 16 años, y Nacho, de 10, son hermanos y padecen Tay-Sachs, una enfermedad rara, de carácter hereditario, que afecta al sistema nervioso central. Es una enfermedad incurable, que se desarrolla con el tiempo y que, desde que brota, no supera la esperanza de vida de cinco años. “Mi mujer y yo peleamos a diario por la vida de dos de nuestros tres hijos”, confiesa con impotencia José Luis Gómez-Ocaña.
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